Protocolos para recibir a tu empleada doméstica en casa con semáforo amarillo

Necesitas que venga...

¿Pero cómo?

Lo primero que debes tener en cuenta es, que si tienes un trabajo actualmente (es decir que eres un sobreviviente de esta pandemia) eres una persona muy afortunada!!!

Si ya tienes que ir a trabajar presencial, y tienes hijos, o familiares en casa como adultos mayores (padres o abuelos) quienes no pueden quedarse solos, y necesitas de una ayuda doméstica, te voy a compartir algunas sugerencias, basadas en lo que a mí me funcionó mejor:

1. PRUEBA DE COVID

Cuando mi empleada volvió a trabajar, lo primero que hice fue realizarle una prueba de Covid-19.

En primera instancia le hice una prueba rápida en casa (de esas que tienen la apariencia de prueba de embarazo y vienen con una lanceta para pinchar el dedo), pero se marcó la rayita del IGG (lo cual significaba que ya le había dado) pero la marca se veía en un tono muy bajito, así que para salir de las dudas la llevé a un centro médico y le hice otra vez la prueba.

Ahí le sacaron un tubito de sangre y me dieron el resultado en dos horas, era algo más confiable y finalmente salió negativo. Con el resultado final me sentí muy tranquila y la integré a la casa, ya sin pedirle que use todo el tiempo la mascarilla.

 

2. MOVILIDAD

Esta parte es la más crucial e importante, ya que tanto para ella misma, como para los miembros de la casa, es muy peligroso que utilice bus u otro transporte público (como la Metrovía en Guayaquil), así que en este punto barajé algunas opciones:

• Contratarle un taxi privado para que le haga expreso de ida y vuelta (muy costoso).

• Ir a verla e ir a dejarla todos los días (no puedo por el número de placa, y con salvoconducto solo puede ir la persona que maneja)

• Como no vive tan lejos, pensé hasta en comprarle una bicicleta o una moto, pero me da miedo que la asalten y se la roben.

• Como mi carro puede circular dos días y el de mi esposo dos días también, ahí ya tenemos cubiertos 4 días, mi hija mayor nos ayudó y el carro de ella circula dos días también (aunque coincide uno conmigo), con eso cubrimos toda la semana, decidimos hacerlo de esta manera y así nos sentimos todos más seguros.

3. SEGURIDAD

Le compré a mi empleada un traje de protección, mascarilla y visor (foto), para que los use cada vez que sale de su casa (no la dejamos al pie, sino en una calle principal cercana, y desde ahí ella camina un tramo, tanto de ida como de regreso. Después de todo nunca se sabe si alguien podría contaminarla en el camino.

4. PROTOCOLO DE LLEGADA Y SALIDA

Cuando la voy a ver, ella lleva su mascarilla y visor, se sienta en el asiento de atrás y cuando se baja echamos alcohol al asiento, y antes de entrar en la casa, ella se echa alcohol sobre el traje y se lo saca. Con las manos limpias se saca la mascarilla y el visor, y finalmente los zapatos, afuera deja el día anterior sus zapatillas de casa limpias, se las pone e ingresa directo a la ducha, se baña completamente y se pone su ropa de trabajo (no es uniforme), a la hora de salida se pone su traje de protección (ya previamente lavado en la mañana que llegó) y al que le toque la lleva a al punto establecido que es muy cerca de su casa, y afortunadamente cerca de la mía también.

 

Siempre hay un riesgo, nada es 100% seguro, pero no tenemos más opciones, y nos toca salir a trabajar y nuestros seres queridos quedan en casa solos, lo cual tampoco es lo mejor para ellos.

En mi caso mi empleada vive sola con su hijo menor de edad y ningún otro familiar, por lo que ella no tiene contacto con nadie que la vaya a visitar, ya que su familia es del campo. Quedamos en que no salga a hacer compras a lugares muy concurridos, sino que las haga en la tienda de su vecina, que es frente a su casa, y si llegase a necesitar algo especifico (por ejemplo, comida para sus mascotas) le hago un pedido a domicilio, para que le llegue a nuestra casa y así ella no tiene que ir ningún lugar con mucha gente.

Otras opciones que veo que mis amigas han adoptado en esta cuarentena es hacer que sus empleadas se queden puertas adentro, lo cual ha sido conveniente para ambas partes ya que muchas de ellas han reconocido que en sus casas vive mucha gente, y sería imposible controlar a ciertos familiares que no son muy preocupados.

Las realidades son diferentes con cada familia, he escuchado de amigas que han preferido liquidarlas y prescindir de sus servicios, ya que piensan que es mejor estar sin empleada y hacer como en otros países en que todos hacen su parte en la casa. Lo respeto, pero no lo comparto, ya que nuestra cultura de excesiva cantidad de trabajo y largas jornadas con interrupciones a cualquier hora, no nos permite tener un horario establecido para poder organizarnos con la limpieza y alimentación de la casa.

Pese a todas las circunstancias debo reconocer que esta pandemia y su correspondiente cuarentena nos ha enseñado muchas cosas, una de ellas, en mi caso, fue cocinar todos los días, y que mis hijos hayan aprendido absolutamente todas las labores de la casa, y hasta a cocinar algo básico, como para no morir de hambre.

Tal vez algunos piensan que soy exageradamente condescendiente con mi ayudante doméstica, pero siempre he pensado lo siguiente: Dejo a su cuidado lo más importante de mi vida, ¡mis hijos! Debo cuidarla así como quiero que ella cuide de los míos!!